El profesor Stefan R ayudó a un niño con discapacidad a pasar el año escolar, enseñándole como solo él podía hacerlo, a usar las tablas de multiplicar sin usar la memoria. También aprendió a disolver la carne del tejido corporal con hidróxido de sodio.

El profesor Stefan R aprendió esta última habilidad de un maestro de química, compañero suyo en la escuela privada donde daba clases a niños de primaria. Disolver cuerpos humanos con hidróxido de sodio fue la excusa que el profesor usó para invitar al maestro de química a una cita amorosa que culminó en asesinato.

Por supuesto el profesor Stefan R nunca habló directamente de su intención de usar el químico para deshacerse de los cadáveres que tenía guardados en el sótano de su casa, ni de su deseo de comerse a su cita para probar en su cuerpo el recién aprendido método.

Aparte del hidróxido de sodio, el profesor compró cuchillos de carnicero, varias hieleras industriales y una sierra de cirujano para cortar huesos humanos.

El 5 de septiembre del 2020, el profesor aprovechó el estado de cuarentena en Berlín para conversar con extraños en un foro de internet dedicado a citas entre homosexuales. Ahí pidió una charla privada con Stephen T., un liniero de 44 años que se dejó convencer por el profesor de tener una cita sexual. Stephen T. temía tener contacto con un extraño, debido al Covid-19, pero el profesor le aseguró que se había hecho testear y los resultados fueron negativos.

El compañero de cuarto de Stephen T. fue la ante-penúltima persona en ver su cuerpo. La última fue un jogger que se tropezó con su fémur cuando fue a orinar en un árbol de un parque de Berlín. A este le pareció raro ver un hueso de ese tamaño semi-enterrado y pensó que se trataba del hueso de un animal. Fue a quejarse de la falta de higiene al servicio de limpieza del parque.

A uno de los empleados le pareció raro que un hueso de ese tamaño haya ido a parar al parque y por esta razón fue a revisar el área donde este primer hueso fue hallado.

Ahí encontró seis huesos más, entre estos un pedazo de cráneo humano. La policía llevó los huesos a un laboratorio para analizarlos. Los forenses no pudieron encontrar rastros de ADN porque habían sido tratados con un químico para disolverlo.

Sin embargo, uno de los forenses notó unas marcas de dientes en el fémur. Creyeron que se trataba de mordidas de un perro u otro animal salvaje, pero con un análisis más profundo, llegaron a la conclusión de que eran dientes humanos.

Inmediatamente la policía pidió registros de bases de datos de cada dentista en el área. No les tomó mucho tiempo dar con el molde exacto.

Unos días después visitaron la casa del profesor Stefan R, quien se encontraba en medio de una clase de Zoom con sus pequeños alumnos.

Los policías encontraron galones enteros de hidróxido de sodio en la cocina del profesor. Este se excusó diciendo que usaba el hidróxido para hacer jabón para los niños, porque no confiaba que los jabones comerciales sean lo suficientemente eficientes para combatir el virus del Covid-19.

El profesor fue arrestado bajo cargos de homicidio. Aún no se sabe el número total de víctimas, sobre todo porque no es el único caníbal en la ciudad de Berlín, una ciudad donde los chats de caníbales siguen emergiendo en la Darkweb, con cientos de usuarios conectados cada día. Todos dispuestos a tener sexo con un hombre, antes de comérselo.