EL HOMBRE QUE QUERÍA CURAR A LOS ZURDOS
J. E. Conway escribió en 1936 el libro «la prevención y corrección de la zurdera en niños». Fue un éxito en escuelas y entre pediatras.
En esa época ser zurdo era considerado una enfermedad, asociada a la esquizofrenia, el tartamudeo e incluso, al retraso mental (ahora llamado trastorno de la capacidad intelectual).
La era industrial necesitaba de trabajadores que se adapten al modelo de producción con la mayor eficiencia posible. La totalidad de máquinas tenía mecanismos adecuados para el manejo con la mano derecha.
Una persona zurda, era considerada incapacitada porque el mundo estaba construido para diestros.
Por esta razón, el doctor Conway se puso como meta de vida, curar esta terrible enfermedad para ayudar a los niños.
En su libro culpaba a los padres de negligencia.
«… Es conocido que los padres no son capaces de entender la severidad de este tipo de retraso… Que no es más que una condición siniestra, una enfermedad que debería estar considerada en el mismo nivel que la neumonía, la menstruación y el raquitismo.» dice uno de sus párrafos.
En la misma época de la publicación de este libro, los descubrimientos de una conocida zurda, Marie Curie, empezarían a salvar miles de vidas.
Los zurdos son conocidos por tener un acceso más fácil al lado derecho del cerebro, quizás por eso se inició el mito de que gran parte de ellos son artistas.
Sin embargo, la verdad es que la mayoría de artistas son diestros.
El porcentaje de zurdos en la población humana es del 10% y esto se refleja en cada profesión, desde plomeros a científicos.
El promedio de vida de los zurdos es menor a los diestros (mueren antes), hay mayor cantidad hombres zurdos que mujeres, son naturalmente hábiles para las matemáticas y, recientes estudios, demuestran que tienen más probabilidades de tartamudear y padecer esquizofrenia.